Para algunos vecinos y comerciantes, es la llave que permitirá el regreso del descontrol en el barrio. Para otros, la posibilidad de generar una zona más próspera.
El proyecto para modificar ordenanzas que permitan nuevas habilitaciones de algunos rubros gastronómicos en la zona de Alem genera voces a favor y en contra en el barrio.
Gustavo Severio, propietario de un local, consideró necesario que la municipalidad “dicte un marco regulatorio” y disponga “los medios y herramientas para controlarlo”.
“Hoy por hoy, los que quieren desarrollar una actividad comercial en Alem están perjudicados por el bajo tráfico de gente”, señaló. Pero aclaró: “No nos sirve que Alem vuelva a ser lo que fue hace unos años”.
Se refiere a la época en que los bares se convertían a la madrugada en boliches y el barrio era un descontrol. Fue una marca registrada de parte de los noventa y la década pasada, hasta que, por impulso vecinal y la fuerte acción del gobierno de Gustavo Pulti, la movida nocturna fue erradicada.
“Para hacer una reconversión de la calle, entendemos que es importante el desarrollo diurno de la gastronomía. El objetivo es que haya más comercios, más tráfico, más gente, más seguridad”, apuntó Severio, que comulga con el proyecto de Cristina Coria para volver a habilitar usos de suelo eliminados en la zona.
“No puede ser que todo lo que no se pueda controlar se prohíba. El rol del Estado es dar un marco. Un marco muy estricto”, apuntó, y se mostró de acuerdo con que haya un límite horario.
A su entender, si el sector sigue como hasta ahora “turísticamente se va a ir apagando”. Subrayó que nuevas habilitaciones “generarían trabajo, negocios que facturan y mayor recaudación” para el Estado. “¿Por qué se puede hacer en cualquier parte y no en Alem? Con ese argumento, no tendría que haber más confiterías bailables por lo que pasó en Cromañón”, ejemplificó.
En la vereda de enfrente está Carlos Carricart, expresidente de la sociedad de fomento Leandro N. Alem, que no duda: está convencido de que una ordenanza que modifique a las vigentes sería la llave para volver al descontrol.
“Lamentablemente, la llave para que esto vuelva a suceder son este tipo de habilitaciones, que son muy solapadas y en una primera etapa tienen todo tipo de condicionamientos, como el tope horario”, dijo en declaraciones a Radio Brisas.
“Recuerden simplemente lo que eran los fines de año y Navidad. Vallaban la zona. No se podía entrar ni salir. Era una locura”, señaló. También se manifestó sorprendido de que sea Coria la que impulsa el proyecto. “Ella fue víctima de la situación y hemos luchado juntos por esta problemática”. Pero dijo que lo “más sorprendente” es que “el Estado municipal” lo impulse y “lo amplíe al rubro de bar”.
“Es increíble que el ciudadano se tenga que estar defendiendo del Estado ante una situación que ya saben lo que sucedió. Nos sentimos realmente muy desamparados. Estamos pagando las tasas municipales más caras y nos devuelven este tipo de proyectos. Es realmente muy triste para el vecino y el ciudadano común”, criticó.
Carricart aseguró que “muchos locales están en stand by, como esperando una resolución para realizar las actividades que tantos dolores de cabeza causaron a tanta gente, a tantas familias”. Y advirtió que “en la práctica no se va a respetar” el horario tope de funcionamiento de las dos de la mañana.
– Para el gobierno, la clave es no autorizar el baile
El subsecretario de Inspección General, Emilio Sucar Grau, se mostró a favor de una apertura de la zona de Alem para permitir nuevas habilitaciones de rubros gastronómicos, al tiempo que consideró central que no se autorice el baile ni las actuaciones en vivo.
“Desde Inspección General tenemos que buscar un punto de equilibrio entre lo que es el comerciante, que pueda tener una actividad lucrativa, y también tenemos que pensar en el vecino, en que no se vea alterada su paz”, dijo el funcionario a LA CAPITAL.
En ese sentido, señaló que “un punto de equilibrio” sería “no autorizar el baile ni los espectáculos con amplificación” y “poner un horario límite, que podría ser las dos de la mañana”.
Según indicó, esa medida permitiría “que puedan funcionar los restaurantes, los cafés o café-bar y que Alem tenga una vida diurna y también nocturna”.
“En su momento Alem tuvo dificultades porque había restaurantes con baile. En determinado horario de la noche se corrían las meses y sillas, se bajaba la luz y la gente se quedaba bailando hasta las cinco y media de la mañana, lo cual traía aparejado muchos autos en la calle, gente en vía pública, mucho ruido y desórdenes”, recordó el funcionario.
“La postura no es prohibir, sino darle una actividad nocturna acotada, respetando a los vecinos que viven en la zona”, aclaró Sucar Grau. Y agregó: “Pensamos que tendría que haber mayor presencia municipal, porque al haber más actividad de gente también tiene que haber presencia del municipio en lo que es policía patrullando las calles y Tránsito controlando las distintas infracciones que se pudieran cometer”.
– Cinco puntos para entender el tema
1) En los años noventa y gran parte de la década pasada, los bares coparon la noche de Alem. El descontrol motivó una fuerte acción de los vecinos contra la expansión de la actividad.
2) Durante el gobierno de Gustavo Pulti, la movida nocturna fue erradicada. En gran parte, mediante ordenanzas que prohibieron nuevas habilitaciones de locales gastronómicos en la zona.
3) Un proyecto de la oficialista Cristina Coria propuso que algunos rubros estén nuevamente permitidos, pero solo hasta las dos de la mañana. Sobre todo, para aprovechar la capacidad comercial instalada e inactiva de la zona.
4) Funcionarios del gobierno de Arroyo apoyaron la iniciativa y se mostraron propensos a permitir una mayor apertura gastronómica.
5) Hay vecinos que se muestran totalmente en contra y creen que volverán los bares y, con ellos, todo el descontrol. Otros creen que una reapertura acotada revitalizará la zona.